Durante los primeros años del desarrollo, las niñas y niños tienen mayor riesgo de ser víctimas de violencia en el interior de su hogar o por parte de su entorno familiar. Esto se debe a su alta dependencia, la fragilidad propia de la edad y las limitadas interacciones sociales que suelen tener por fuera del ámbito del hogar y la familia.

Como objetivo del presente trabajo se pretende describir los aspectos históricos, neurobiológicos, psicopatológicos, aspectos jurídico-legales y estadísticas vinculadas con dicha problemática a nivel mundial y nacional. Para ello se realizó una revisión bibliográfica utilizando distintas bases de datos como Google Scholar, Pubmed, Lilacs e informes regionales de Unicef, entre otras. 

A partir de ello de se definió violencia intrafamiliar como toda acción u omisión cometida por algún miembro de la familia en relación de poder, sin importar el espacio físico donde ocurra, que perjudique el bienestar, la integridad física, psicológica o la libertad y el derecho al pleno desarrollo de algún otro miembro de la familia. El maltrato infantil puede ser expresado en forma de violencia física, psicológica, por acción u omisión, o sexual con factores de riesgo descritos para el padecimiento de la misma. Las consecuencias pueden ser en la niñez o edad adulta, siendo estas neurobiológicas y psicopatológicas.

El abordaje jurídico a lo largo de la historia ha permitido construir lo que actualmente se conoce como Sistema de Promoción y Protección de derechos de NNyA (Ley 26061). Si bien esto se encuentra establecido en el marco legal, muchas veces como profesionales nos vemos enfrentados a los dilemas éticos que surgen en relación a un sistema de salud precarizado, un incorrecto funcionamiento de los organismos de protección de menores y los vacíos legales que se generan ante la toma de decisiones en la puja entre los órganos administrativos y judiciales. Teniendo en cuenta el carácter prevenible de la violencia contra los NNyA, resulta importante poder conocer los aspectos previamente enumerados para así poder desarrollar programas de prevención y acompañamiento en el trabajo con niños, adolescentes y sus familias.

Se espera que a partir de este trabajo puedan surgir nuevas líneas de investigación en el ámbito local para mejorar la calidad de atención y prevención del impacto en la salud mental pediátrica.