El melanoma maligno se define como una proliferación neoplásica, que se origina a nivel de los melanocitos y puede ser altamente invasiva por su gran capacidad de generar metástasis. A los pacientes con sospecha de melanoma, el diagnóstico se logra a través de la historia clínica y posteriormente con la realización de una biopsia de la lesión, en donde se analiza el material histopatológico confirmando el diagnóstico. Para la estadificación inicial en estadios localizados, usualmente los equipos médicos solicitan en la mayoría de casos estudios por imágenes tales como: radiografías, ecografías, tomografías, resonancias y tomografías por emisión de positrones (PET- TC) lo anterior, con el propósito de buscar metástasis a distancia y modificar la conducta diagnóstica, terapéutica y con ello, el pronóstico de la enfermedad. En la practica médica, el rol de las imágenes diagnósticas en la estadificación inicial de pacientes con melanoma localizado no está claro, debido a que las guías universalmente aceptadas hasta la fecha ,como las del National Comprehensive Cancer Network (NCCN) sugieren que a los estadios I y II no se les solicite estudios de estadificación por imagen. Lastimosamente, cada centro hospitalario y grupo de profesionales que atienden este tipo de pacientes, deciden solicitar ayudas radiológicas de acuerdo con su experiencia, sin tener en cuenta la evidencia científica existente. En esta perspectiva, se observa que las solicitudes de imágenes diagnósticas sean diametralmente opuestas entre paciente y paciente; sin desconocer que, pueden tener similitudes en las variables clínicas e histopatológicas. Por lo anterior, se realiza un estudio de cohorte retrospectivo, para demostrar la poca utilidad de las imágenes diagnósticas en la estadificación inicial de los pacientes con melanoma localizado. (Estadios I y II).

Palabras clave del autor: Melanoma; Estadificación inicial; Impacto; Estudios por imagen.